domingo, 18 de noviembre de 2012

George Orwell, 1984

Con esta obra, Orwell nos transporta a un mundo de ficción lleno de intriga. Un mundo que se encuentra dividido en tres grandes Estados continuamente en guerra por la conquista de más territorio, recursos y mano de obra barata. 
Estos Estados se rigen por gobiernos totalitarios, gobernados bajo ideologías con distinto nombre, pero con los mismos propósitos políticos, económicos y sociales. 
Este relato se desarrolla en Londres, lugar perteneciente al gran Estado de Oceanía. 

Recorremos los entresijos de esta historia de manos de Winston Smith, un miembro del Partido de El Gran Hermano, cuyo trabajo lo ejerce en el Ministerio de la Verdad, uno de los cuatro grandes Ministerios en los que se divide todo el sistema gubernamental de Oceanía. 

A través de Winston conocemos como se organiza Oceanía y el papel que juegan los ciudadanos en su interior. Apreciamos como la sociedad se divide en clases sociales muy diferenciadas entre sí. Por un lado están los miembros del Partido, divididos entre el Partido Interior y el Partido Exterior, y por otro  el último escalón de la esfera social, configurado por los proletarios, cuya única función es la de trabajar y tener hijos. 
La pertenencia a las distintas categorías sociales se realiza mediante examen, a la edad de dieciséis años. 

En esta sociedad tan diferenciada, el Partido es el encargado de gestionar los bienes y productos de los ciudadanos a través de cartillas de racionamiento y, de controlar a sus ciudadanos día y noche con vigilancia extrema y estableciendo una serie de normas y leyes muy estrictas. Aunque este control se ejerce en mayor medida sobre los miembros del Partido, a los que se les castiga por casarse por amor, por divorciarse, e incluso, por delinquir con el pensamiento. 

Winston sigue las normas a pesar de saber que el control del Partido es excesivo y de que los ciudadanos viven rodeados de mentiras y manipulación. Pero un buen día, a raíz de una serie de circunstancias, decide rebelarse y romper con algunas normas. Acaba uniéndose a una organización clandestina para luchar contra el gobierno, pero pronto acaba dándose cuenta de que nada es lo que parece y que derrocar el régimen no es tan fácil. Se termina convirtiendo en un ciudadano más que ama al Gran Hermano. 
El Partido ha ganado. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario